domingo, 22 de marzo de 2015

Viva México, cabrones


- Escucha, hace muchos años cabalgué con Juárez en contra del emperador Maximiliano. En esa época perdí muchas gallinas pero yo creí que valía la pena para ser libre. Cuando don Porfirio subió a presidente lo apoyé, pero se llevó las gallinas, vino Huerta y se llevó las gallinas, le tocó el turno a Carranza y también se llevó las gallinas. Ahora viene Pancho Villa a liberarme y lo primero que hizo fue robarme las gallinas.

- Pero un ejército necesita comida, quiere ayudarle.

- ¿Ayudarme?, ¿ayudarme?, también iban a ayudarme Carranza y todos los demás. ¿Qué diferencia hay entre uno y otro?. Mis gallinas no lo saben, en el mundo entero las revoluciones vienen y van, los presidentes suben y caen, todos roban tus gallinas, lo único que cambia es el nombre de quien se llevó la gallina.

(Las aventuras del joven Indiana Jones, "La maldición del Chacal")



Aquí os traigo otra de mis entradas dedicadas a mostraros fotografías de época en torno al tránsito hacia el s. XX. Dado que hasta ahora todo lo que es América Latina no había aparecido en mis recopilaciones trataré de empezar a enmendar esa ausencia, en este caso comenzando hoy por México.

A ese respecto hay que tener en cuenta que el acontecimiento que supone un punto de corte claro en la historia contemporánea mexicana es la compleja fase revolucionaria que comienza en 1910. En lo que nos interesa hoy (el plano puramente fotográfico) es también a partir de entonces cuando, por pura lógica (debido a los corresponsales periodísticos extranjeros que se acercaron al país a lo largo de esa década) comienzo a abundar el material fotográfico sobre México, un material extraordinariamente impactante en todo lo tocante a la guerra que asolaba el país por entonces. No obstante, como ya me conocéis, a mí no me interesa en demasía el s. XX “corto” que, en el caso mexicano, comienza en ese año 1910. Lo que me interesa en cambio es la etapa final del s. XIX “largo” durante la cual comienzan a apreciarse en todo el globo los síntomas del cambio hacia el mundo urbano, industrial, de masas, en el que nosotros vivimos. Por tanto para el caso mexicano lo que he hecho es construir una recopilación de imágenes, juzgo que interesantes, sobre el país entre los años 1890 y 1910, durante la fase inmediatamente anterior al estallido de la revolución.

En ese sentido lo que voy a enseñaros es un país donde los contrastes sociales derivados de una pobreza de base generalizada resultaban evidentes y, por pura lógica, acabarían desembocando en un conflicto violento al final del período que os muestro. Por sintetizarlo con una imagen fijaos en esta fotografía de debajo, tomada en el Casino de Aguascalientes en 1909, donde una serie de personas sin demasiadas preocupaciones económicas se divierten disfrazándose con indumentarias de época. En cierta forma me recuerda a un baile de máscaras en el Versalles de Luis XVI durante algún momento de 1788. Comparadla luego con las fotografías que vais a ver sobre gente corriente.

      

Por lo demás la procedencia del material de hoy es variada. Como siempre. Aunque hay que tener en cuenta el legado de fotógrafos locales como José María Lupercio, Antíoco Cruces o Luis Campa lo cierto es que la mayoría de fotografías que muestro fueron tomadas por extranjeros, quizás por su mayor facilidad económica para acceder a cámaras de buena calidad en aquella época, una mayor costumbre cultural de tomar testimonios gráficos difundida en Europa o los EE.UU por entonces, o simplemente porque los fondos digitalizados de muchos archivos anglosajones resultan más fáciles de acceder para mí desde España que los fondos puramente mexicanos.

Entre esos fotógrafos extranjeros destacan, aunque para un período anterior al que hoy atrae mi atención, los franceses Desiré Charnay y Francois Aubert. Más adelante hay que contar con las imágenes tomadas por Augustus Le Plongeon (1825-1908) un fotógrafo, anticuario y arqueólogo amateur británico que se interesó por los yacimientos arqueológicos precolombinos mexicanos, particularmente los relativos a la civilización maya en la península de Yucatán, y ya de paso fotografió poblaciones del entorno durante su estancia.

En cualquier caso tratándose de México hay que tener en cuenta la relevancia de su proximidad con los EE.UU. (algo que no siempre le ha resultado demasiado positivo a México, por decir algo). Así por ejemplo la temprana penetración comercial de compañías estadounidenses en el país, de cara a la explotación de petróleo mexicano o para la construcción de ferrocarriles, desplazó a la región a topógrafos, ingenieros y hombres de negocios quienes, a veces por interés y otras por puro placer, tomaron abundantes imágenes de las regiones mexicanas por las que pasaban. Incluso, más allá de ese tipo de especialistas, también tenemos a fotógrafos y viajeros yanquis que desarrollaron según etapas un cierto interés por el país vecino, caso de William H. Jackson y Winfield Scott.

Pero más allá de todo eso quizás las dos fuentes prioritarias de las cuales proceden las fotografías seleccionadas para hoy son otros hombres. Por un lado Charles B. Waite (1861-1929) ante cuya obra mis sentimientos son encontrados. Nos ha dejado un material de gran calidad compuesto por miles de imágenes del México de la época, tomadas en su mayoría entre 1901 y 1907, todas ellas de gran calidad y muy bien conservadas al estar realizadas sobre placas secas de bromuro de plata. Lo que me ocurre con su trabajo es que la obsesión de este hombre por fotografiar chicas jóvenes o niñas me resulta un tanto incómoda. Obviamente esa parte de sus imágenes la voy a dejar fuera.

Por otro lado está Abel Briquet un fotógrafo de origen francés activo entre 1854 y 1902 que realizó múltiples fotografías de, digamos, “tipos populares mexicanos”. Aunque esa deriva folclórica de su trabajo puede resultar engañosa no podemos dejar de valorar la modernidad de su obra ya que gracias a sus fotografías disponemos de una recopilación exhaustiva de imágenes de oficios populares, poblaciones rurales y en general de escenas de vida más o menos cotidiana, mercados callejeros, trabajos agrícolas, fiestas de barrio, etc., todo ello durante el último tercio del s. XIX. Algo de gran mérito porque esos eran temas que no solían ocupar el objetivo de fotógrafos más “estirados”, interesados en las poses en estudios o la toma de imágenes de las partes hermosas de las grandes ciudades.

Bueno, dicho todo esto espero que os guste la galería de imágenes que he escogido, como digo perteneciente esencialmente al México de entre 1890 y 1910. Creo que de alguna forma captan la esencia y las particularidades de la sociedad del país en aquel entonces.




2 comentarios:

  1. ¡Gran colección!

    Viendo las primeras fotos urbanas...¡que arquitecura colonial tan magnífica! No es de extrañar que fuese la segunda ciudad más grande de su tiempo.

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    1. Es que México es, quizás con Perú, el país de todo el continente americano con mejor patrimonio arqueológico. Y con diferencia. No solo de sitios arqueológicos precolombinos sino también magníficas construcciones de época colonial.

      México tiene un potencial turístico brutal que no explota quizás a fondo por cuestiones económicas y políticas.

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